Hablar de la influencia social del cristiano en el mundo, hace tiempo que ya no es considerar su trabajo humanitario, sino aquello de lo que están en contra, o favorece sus propios intereses. Ya en 1967 John Stott se lamentaba de la reputación “partisana” que tenían los evangélicos, siempre a la defensiva y con una postura “obstruccionista” a los cambios que traía la revolución de los años 60.
No era así, históricamente. La Reforma en el siglo XVI, el Avivamiento del XVIII y la filantropía evangélica del XIX transformó sociedades como la británica, no sólo en oposición a la Revolución francesa, sino a favor de la abolición del tráfico de esclavos, la humanización del sistema carcelario, la mejora de las condiciones de trabajo en fábricas y minas, la educación al alcance de los pobres, e incluso la defensa de los derechos de los trabajadores. ¿Qué ha pasado para que ahora, los evangélicos representen las causas más retrogradas y el capitalismo más salvaje?
En este programa de radio escuchamos la voz de Stott mismo hablando sobre la tensión entre la santidad y la mundanalidad, así como del ya fallecido vicepresidente del Parlamento Europeo, Sir Fred Catherwood, casado con la hija del Dr. Lloyd-Jones. Escuchamos canciones de Garth Hewitt, que asistía a la iglesia de Stott, antes de irse a Palestina y Andy McCarroll de Moral Support, el músico evangélico de Belfast con el que se fue a vivir The Edge cuando estuvo a punto de hacer desaparecer U2. José de Segovia habla de lo que suponían los desafíos del mundo actual para Stott con la música de fondo de Hadley Hockensmith, Richard Souther y Justo Almario, miembros del grupo de jazz-fusión Koinonia que en los años 80 hicieron el sello Meadowlark como alternativa cristiana a la música instrumental de Windham Hill.
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