“La predicación debe ser con autoridad, al exponer los principios bíblicos, pero tentativa al aplicarlos a los complejos temas del momento”, dice John Stott (1921-2021) en su libro La predicación, puente entre dos mundos (Libros Desafío, 2000). Esa extraña combinación de convicción y apertura, dogmatismo y agnosticismo, por la que Stott enseñaba la verdad con autoridad, pero dejaba a las personas la libertad para pensar por sí mismas, sigue siendo bastante inusual en un medio que suele tender al fundamentalismo o al liberalismo. No hay mucho entre medio. Ese es, sin embargo, el cristianismo evangélico clásico que creo que tendríamos que recuperar entre tanto predicador americano de moda.
En este programa por el centenario de Stott, «Al Trasluz», escuchamos sus consejos para predicadores y un extracto de un antiguo breve mensaje evangelístico en su iglesia, que transmitió la BBC. Oímos una canción del «Bulevar del Sermón Expositivo» de Rickie Lee Jones, que ha descubierto las palabras de Jesús, tras largos años de adicció. Una experiencia similar tuvo Aretha Franklin cuando volvió al góspel en una iglesia de Los Ángeles, para el disco y la película «Sublime gracia». En su canción «Old Landmark» repite una y otra vez: «Predica la Palabra». José de Segovia analiza la predicación de Stott con el fondo instrumental de Douglas Trowbridge y John Michael Talbot en aquel sello que en los años 80 intentó emular a Windham Hill con músicos cristianos bajo el nombre de Meadowlark…