Kirti, una madre en India, se convirtió al cristianismo y enfrentó persecución en su pueblo. A pesar de las amenazas, se mantuvo firme en su fe. Su casa fue atacada, su Biblia quemada, y su comida robada. Kirti resultó herida y su columna dañada, pero recibió apoyo médico y espiritual de Puertas Abiertas. Aunque la persecución continuó, su fe en Cristo permaneció firme.