Cantar I (Ruta 66) – José de Segovia

«Es un libro sobre el deseo de principio a fin –deseo encendido, frustrado, satisfecho e insatisfecho–, pero sobre todo, deseo», dice el predicador escocés Iain Duguid en su comentario a El Cantar de los Cantares. El libro que ilumina esta parte de nuestro viaje es una canción, por lo tanto, poesía. Su lenguaje es más evocador, que explicativo. Es sobre el amor, pero ¿de qué tipo?

La Iglesia ha leído este libro, a menudo ,este cántico erótico en clave alegórica, para hablar del amor divino. Se han enfatizado las similitudes y pasado por alto las diferencias. Otros lo ven, por eso, como una celebración del amor humano y el sexo, pero lo han convertido en una especie de manual de noviazgo y matrimonio, cuando no está claro ni cuándo es la boda. Hay quien ve incluso un triángulo en esta historia…

En estos programas presentamos El Cantar a la luz de tantas canciones y películas que hablan de la búsqueda del amor, estar enamorado, sufrir el desamor, ser abandonado o estar simplemente confuso sobre ello, Entendemos también que ese deseo que hay en el ser humano, es un reflejo de su necesidad desesperada de amar y ser amado por Dios mismo.

Comenzamos nuestro viaje con la cantante y pianista de jazz canadiense Carol Welsman, que nos da su propia versión de nuestra sintonía, Ruta 66. ¿Qué mejor idioma para sentir el deseo que la lengua francesa en la voz madura de Françoise Hardy en «Negro sobre blanco» (2010)? El Cantar comienza con el anhelo de besar y ser besado, ya que como canta Louis Armstrong, «Un beso levanta sueños» (1952). La trilogía del tejano Richard Linklater sigue la historia de encuentros y desencuentros del viajero americano por Europa que interpreta el tejano Ethan Hawke con la francesa Julie Delpy, desde que se conocen en un tren y recorren juntos Viena, «Antes del amanecer» (1995). Escuchamos la escena del tren y el beso con la canción de Kath Bloom en la película, antes de oír al israelí David Broza desear en beso «En tu boca» (2001).

En El Cantar no tardan en surgir los desencuentros, pero en la espera como dicen The Spinners, «Estaré por aquí» (1972). La aparición y desaparición de la persona deseada parece cosa de magia, Para la generación que tuvo su educación sentimental con Christina Rosenvinge en La Movida madrileña, es el «¡Chas!» (1987) de la canción que hacía con Álex de la Nuez, después de los Zombies y Tequila, que ahora ella odia tanto. Ese ambiente onírico que produce la fascinación del deseo llena la película de Hitchock, «Vértigo» (1988), considerado actualmente el mejor film de la Historia, al desbancar a «Ciudadano Kane» en la más amplía encuesta a críticos de todo el mundo, que hace cada diez años la revista del Instituto Británico del Cine. Escuchamos la música de Bernard Herrmann y dos escenas que ha seleccionado José de Segovia de una de sus mayores obsesiones cinematográficas.

La necesidad que inspira esta pasión nos habla de un amor que sólo puede satisfacer el Eterno, «Sin fin», como dice la canción de Gino Paoli en 1961. Esa combinación del Amor divino con el humano, dice Peter Gabriel que está en el trasfondo de su canción «En tus ojos» (1986), que hace con el senegalés Youssou N´Dour. Es el Amor en que cree el hijo de la predicadora californiana, Gregory Porter, que como tantos músicos afroamericanos comenzó su carrera en la iglesia. Oímos su «Fe en el Amor» (2020) en su último disco. Seguiremos pensando en El Cantar, a la luz de la experiencia y tantas canciones o películas de amor en el próximo programa…


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