Revolución por Jesús (10) -Al trasluz con José de Segovia

Es sorprendente cómo en todo avivamiento nacen sectas. Ocurrió en la Reforma del siglo XVI, el Gran Despertar del XVIII y lo que ahora llaman “las grandes religiones americanas” del XIX como los Testigos de Jehová, mormones o “ciencia cristiana”. Algunas de ellas adquieren una posición más respetable y ya no son sectas en el sentido sociológico del término, pero otras se convierten en lo que en inglés llaman “cultos destructivos”. Este es el caso de varias de las comunidades que nacen del movimiento de la Gente de Jesús, como el grupo de Tony Alamo (1934-2017), condenado a 175 años de cárcel por abuso de menores. Una serie documental de Sundance sigue su historia en cuatro episodios, bajo el título: “El ministerio del mal: el retorcido culto de Tony Alamo”.

Estamos en plena Revolución por Jesús en Los Ángeles, cuando el movimiento ′hippy′ cristiano se ha trasladado al sur de California a finales de los años 60. Saliendo a repartir folletos por el Bulevar de Hollywood a los chicos de la calle entran en contacto con Ed, un traficante de droga que se convierte y les pone en contacto con adolescentes que se han ido de casa. Alquilan una casa en el Bulevar de Crescent Heights, donde tienen problemas con los vecinos. Piden ayuda a la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo –la asociación pentecostal fundada por Demos Shakarian, que apoyó también a David Berg para conseguir la misión en la playa de Huntington, donde comienzan los Niños de Dios como Adolescentes para Cristo– y se mudan a Santa Mónica.

La comunidad cristiana de los Alamo se presentaba como un grupo evangélico de marcado carácter fundamentalista, fuerte énfasis escatológico, búsqueda de los dones del Espíritu y una curiosa obsesión anticatólica. Las prohibiciones eran las habituales de la tradición de santidad: nada de tabaco, alcohol, baile, ni drogas, por supuesto. Separaban a los chicos de las chicas, que sólo podían hablar durante las comidas y se imponía ′decencia′ en el vestido. Todos los matrimonios tenían que ser aprobados por los Alamo, manteniéndose alejados noventa días antes de la boda. Como los Niños de Dios en aquella época, no había nada que presagiara los abusos sexuales que habrían de venir. Lo último que uno diría de ellos, es que allí reinaba la inmoralidad.
En este programa Al Trasluz escuchamos las voces de los Alamo y el testimonio de uno de los primeros miembros sobre lo ocurrido en la muerte de Susan, así como la noticia de la detención de Tony. La música es de la banda sonora de una serie documental sobre la Familia Manson (Helter Skelter) de Christophe Beck, el músico de jazz Bob James y la canción de Steve Taylor es Sin For A Season. Los comentarios son de José de Segovia con Dani Panduro al control del sonido…


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta