La mayor batalla que debemos librar como seres humanos es contra nuestra carne. A menudo, pensamos que la batalla es contra el demonio, pero él ya fue vencido en la cruz del Calvario. En cambio, nuestra carne está subordinada y sujeta a nuestra voluntad y libre albedrío. Por lo tanto, la única manera de vencerla es haciendo que muera dentro de nosotros, renunciando a nuestros deseos y pasiones mundanas, y renunciando incluso a lo que consideramos lo mejor de este mundo o al orgullo de pensar que somos más santos, puros o inteligentes.
Todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios, por lo que todos necesitamos la santidad de Cristo y seguir el camino que Él nos enseñó: el camino de la cruz.
Les deseo un excelente Viernes Santo a cada uno de ustedes.
Un gran abrazo.