La noticia estos días que he estado en Irlanda del norte, era la muerte de Martin McGuinness. La increíble historia de cómo el dirigente terrorista del IRA pudo firmar un acuerdo con alguien tan radicalmente opuesto a él, como el predicador y político unionista Ian Paisley -que tuve la oportunidad de conocer e incluso traducir en alguna ocasión-, llegando a ser primer ministro con él, está todavía por contar. Lo que está claro es que había una extraña química entre ellos, que produjo un entendimiento y complicidad nada habitual en el fanatismo político y religioso que reina hoy en día. Una película estrenada en el festival de Venecia, The Journey (El viaje), se pregunta cómo fue esto posible.