Thursday, October 16, 2025
El personaje Bíblico con Rosa Mariscal

“Isaías, el Profeta del Dios Santo”

Magdalena Piñero

Introducción
Bienvenidos a este nuevo episodio donde vamos a adentrarnos en la vida y el mensaje
de uno de los personajes más emblemáticos del Antiguo Testamento: el profeta Isaías.
Un hombre escogido por Dios en tiempos convulsos, cuya voz todavía resuena hoy con
fuerza, consuelo y advertencia. Isaías no solo fue un portavoz para su generación, sino
también un faro profético que anunció la venida del Mesías, Jesucristo. Acompáñenme
en este recorrido profundo por la vida, misión y enseñanzas de Isaías.

  1. Contexto histórico y biográfico
    Isaías vivió aproximadamente entre los años 740 y 680 a.C. durante el reinado de
    varios reyes de Judá: Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Su ministerio abarcó una época
    turbulenta marcada por amenazas externas como la expansión del Imperio Asirio, y
    por la decadencia espiritual interna del pueblo de Judá.
    Según el capítulo 6 de su libro, Isaías fue llamado de manera muy especial. Él tuvo una
    visión del trono de Dios en el templo, donde serafines proclamaban: “Santo, santo,
    santo es el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”. En esa visión,
    Isaías se reconoció pecador e indigno, pero un ángel tocó sus labios con un carbón
    encendido, purificándolo y capacitándolo para la misión. Ante el llamado de Dios: “¿A
    quién enviaré?”, Isaías respondió: “Heme aquí, envíame a mí”.
    Aunque provenía de una familia noble y tenía acceso a la corte real, Isaías se entregó
    completamente a la misión divina, a pesar del rechazo que experimentaría. La
    tradición judía sostiene que murió martirizado, aserrado por la mitad bajo el rey
    Manasés.
  2. El mensaje de Isaías: juicio y esperanza
    El libro de Isaías es vasto y profundo, compuesto por 66 capítulos que han sido
    llamados por muchos “la Biblia en miniatura”, ya que refleja el mismo número de
    libros que la Biblia completa. Se divide en dos grandes secciones: los capítulos 1 al 39,
    centrados en el juicio de Dios sobre Judá, Israel y las naciones; y los capítulos 40 al 66,
    que ofrecen un mensaje de consuelo, restauración y esperanza.
    El mensaje central de Isaías gira en torno a la santidad de Dios, el pecado del pueblo y
    la necesidad de arrepentimiento. Isaías denuncia con fuerza la corrupción, la idolatría
    y la injusticia social. Sus contemporáneos cumplían con rituales externos, pero sus
    corazones estaban lejos de Dios. Isaías proclama que Dios no se complace en sacrificios
    vacíos, sino en un corazón contrito y obediente.

Sin embargo, Isaías también es conocido como el profeta del consuelo y la esperanza
mesiánica. Anunció que un día vendría un Rey justo, un Siervo Sufriente que traería
salvación no solo a Israel sino a todas las naciones. Profecías como las de Isaías 7:14,
que habla de una virgen que concebirá y dará a luz un hijo llamado Emanuel, o Isaías
9:6 que presenta al Niño que será llamado “Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre
eterno, Príncipe de paz”, son claras anticipaciones de Jesucristo.
Especialmente conmovedor es el capítulo 53, donde describe con detalle el
sufrimiento del Siervo de Dios, quien cargaría con nuestros pecados. Esta es una de las
profecías mesiánicas más claras que señalan directamente a la obra redentora de
Cristo en la cruz.

  1. Las enseñanzas espirituales de Isaías
    1) La Santidad de Dios
    La primera gran enseñanza es que Dios es absolutamente santo. En la visión del
    capítulo 6, Isaías comprende que no puede estar en la presencia del Dios tres veces
    santo sin ser purificado. Esta visión nos enseña que acercarnos a Dios requiere
    humildad, reconocimiento de nuestra condición y la necesidad de la gracia que nos
    limpia.
    2) La importancia del arrepentimiento
    Isaías clama una y otra vez por el arrepentimiento genuino. Dios no quiere religiosidad
    superficial, sino obediencia, justicia y amor. Isaías 1:18 recoge una invitación poderosa:
    “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la
    grana, como la nieve serán emblanquecidos”. Este llamado sigue vigente para cada
    generación.
    3) La confianza en Dios frente a las crisis
    En tiempos de invasiones y conspiraciones, Isaías exhortaba a los reyes y al pueblo a
    confiar en Dios, no en alianzas humanas o fuerzas militares. Esto nos habla de la
    importancia de poner nuestra confianza en el Señor y no en recursos o estrategias
    humanas.
    4) La esperanza en el Mesías
    Isaías es un testigo anticipado de la gloria de Cristo. Cada anuncio sobre el Siervo de
    Dios, sobre el Renuevo de David, sobre el Siervo sufriente, es una luz que apunta a
    Jesús. Nuestra esperanza como creyentes no descansa en reformas humanas sino en el
    Reino de Dios que ha sido inaugurado por el Mesías.
    5) La promesa de restauración y renovación

Isaías termina su libro con una visión gloriosa de cielos nuevos y tierra nueva. Esto nos
proyecta hacia la consumación de la historia cuando Cristo regrese en gloria y toda
injusticia sea desarraigada.

  1. Aplicaciones prácticas para hoy
    ¿Qué nos enseña Isaías para nuestro tiempo?
    Primero, que necesitamos recuperar el temor de Dios. En una sociedad donde el
    pecado se normaliza y la santidad se olvida, el mensaje de Isaías nos sacude: Dios es
    santo y nos llama a vivir en pureza.
    Segundo, Isaías nos enseña la importancia del arrepentimiento sincero. Podemos
    asistir a la iglesia, cantar y participar en actividades, pero si nuestros corazones no se
    han vuelto a Dios en obediencia, todo es en vano.
    Tercero, debemos confiar en Dios en tiempos de crisis. Así como el pueblo de Judá
    enfrentaba amenazas militares, nosotros enfrentamos crisis personales, sociales y
    espirituales. Isaías nos recuerda que la seguridad verdadera viene de confiar en el
    Señor.
    Cuarto, no podemos perder de vista el centro de toda esperanza: Jesucristo. Las
    profecías de Isaías se cumplieron en Él, y nos llenan de esperanza para enfrentar el
    presente y el futuro.
    Finalmente, Isaías nos habla del futuro glorioso que Dios tiene preparado para su
    pueblo: cielos nuevos y tierra nueva. Esta esperanza nos debe mover a vivir en
    santidad, a predicar el Evangelio y a esperar con paciencia el regreso del Señor.

Conclusión
Isaías es una voz que sigue hablando. Su llamado al arrepentimiento, su exaltación de
la santidad de Dios y sus anuncios del Mesías nos interpelan hoy. Así como Isaías dijo:
“Heme aquí, envíame a mí”, ojalá nosotros también estemos dispuestos a decirle al
Señor: “Aquí estoy, úsame para tu gloria”.
Que podamos vivir cada día a la luz de esta esperanza: Cristo ha venido, Cristo reina y
Cristo volverá. Mientras tanto, nuestra misión es proclamar su palabra, vivir en
obediencia y esperar la plenitud de su Reino.

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