El ingeniero suizo Mauricio Koechlin fue contratado por una empresa constructora francesa tras concluir su carrera y demostró su habilidad rápidamente. Destacó con un proyecto notable, la Torre Eiffel en París para la Exposición Centenaria de 1889. La historia ilustra el refrán «Unos tienen la fama, y otros cardan la lana». Jesús enseñó a sus discípulos que la grandeza viene de servir a los demás y ser humilde como un niño. Enfatizó que el propósito no es la fama, sino ser útiles y servir a la humanidad.
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