Marcos 11 (El templo) – Ruta 66 con José de Segovia

Los antiguos romanos creían que los primeros cristianos eran ateos, porque no tenían templo, ni santuario alguno. Jesús era su lugar de encuentro con Dios. No tenían sacerdotes que intercedieran por ellos ante Dios. Jesús era su único mediador. No ofrecían sacrificios para ganar el favor de Dios. Jesús era la única ofrenda que podían presentar ante Dios. Para muchos, el cristianismo sigue sin ser una religión.

La cantautora Sinéad O´Connor tiene una educación católica, pero como todos los irlandeses, tenía una relación de amor y odio con su religión. Tras romper la foto del papa en televisión en 1992, a finales de esa década se ordena como sacerdotisa en la Iglesia Ortodoxa Católica Apostólica Irlandesa. En 2007 dice que se considera simplemente cristiana y en 2018 se convierte al Islam con un nuevo nombre. Ella tiene dos canciones dedicadas a Jerusalén. Oímos la que se reduce al texto bíblico en 2013. En 1981 saca también un disco, el cantautor estadounidense Don McLean con el sorprendente título de «No creyentes» y una canción dedicada a Jerusalén, que refleja la educación católica del autor de «American Pie».

Lo primero que hace Jesús al entrar en Jerusalén es ir al Templo, que en el capítulo 11 del Evangelio según Marcos vemos que se ha convertido ya en «una cueva de ladrones», lugar de mercadería (v. 17). En 2005 el cantautor del Cañón Laurel, Jackson Browne, afincado durante un tiempo en Barcelona, contrasta al «Rebelde Jesús» con las «iglesias llenas de orgullo y oro», citando las palabras de «el Salvador» en el Templo.

La película que hemos escogido hoy en el programa para comentar este texto es «un clásico» de Frank Capra, que pocos han visto «La mujer milagro» (1931). Hecha antes del Código Hays que establece la autocensura en Hollywood desde 1934 al 68, tiene un sorprendente tratamiento de la religión. Parece una sátira de una predicadora, pero no es así. Está inspirada una vez más en Aimée Semple McPherson, la fundadora de la Iglesia del Evangelio Cuadrángular, retratada en la novela de 1927, «Elmer Gantry» del Premio Nobel de Literatura, Sinclair Lewis. El director de «¡Qué bello es vivir!» (1946) tiene una educación católica en Italia, pero llega a una fe personal en Estados Unidos en 1934. La compasión que demuestra en sus películas alcanza también al personaje de la predicadora que hace Barbara Stanwyck. Aunque rodeada de vividores y sinvergüenzas, ella pasa de la decepción del rechazo que ha sufrido su padre, un pastor que es jubilado a la fuerza por su iglesia, para encontrar un milagro que va más allá de las artimañas del manipulación del circo que ha montado. Es una historia compleja que comenta José de Segovia con la música de los himnos arreglados en clave de jazz por el pianista Hank Jones y el tristemente fallecido contrabajista Charlie Hadden en su disco del año 1996.

Finalmente escuchamos la oración conmovedora de la escocesa Annie Lennox. «Oh Dios», después de Eurythmics, en un disco en el que se «Desnuda» en 2003, física, emocional y espiritualmente. Otro músico que se debate con fe es Moby, pero no deja de invocar el nombre de Jesús, que conoce desde la tradición presbiteriana. Escuchamos su oración «En este mundo» (2002), para «que Dios no le deje solo». Esa es nuestra confianza también y nuestra única esperanza.


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