En tiempo de los evangelios, los judíos escogían qué maestro querían seguir como discípulos. Un rabino no buscaba seguidores, ellos le buscaban a él. Lo raro es que Jesús nos llama a ir en pos de Él.
«¿Alabas a aquellos que tienen talento y evitas a los demás?», pregunta Terry Taylor, cuando «el amor de Dios no tiene límites». Hizo la canción «Ganadores y perdedores» en 1974 con la Banda Última de Jubal, que grabó como Daniel Amos dos años después para Maranatha, el sello que empezó en la Capilla Calvario con la Revolución por Jesús que hubo en el movimiento hippy. Dos años después incluía también el grupo de la Gente de Jesús de Chicago, la Banda de la Resurrección, su canción «Brillo de luz» en su disco «Esperando tu respuesta» (1976). A ese llamamiento responden en su adolescencia, tres de los cuatro miembros del grupo irlandés U2 en la comunidad cristiana Shalom de Dublin. José de Segovia los conoció cuando actuaron por sorpresa en el festival cristiano de Greenbelt el año 81, que escuchó por primera vez en vivo el tema que abría su primer álbum: «Yo seguiré».
Un día David Arratibel se sintió extraño en su propia casa, porque toda su familia abraza la fe católica, uno a uno, sin ser capaz de entender cómo ha ocurrido. La película «Converso» (2017) es un sorprendente documental que tiene como protagonista a sus propios parientes. Se trata de un retrato personal a través de confesiones íntimas e imágenes del día a día de esta familia navarra. A diferencia de tantas películas religiosas, respira una sinceridad y espontaneidad, que no te extraña que Arratibel consiguiera el premio al mejor director documental del festival de cine español de Málaga. José de Segovia habla de la diferencia que ve entre la conversión religiosa y el llamamiento de Jesús con la música de compositores católicos como Górecki y el ortodoxo Arvo Pärt.
Dion Di Mucci es un pionero del «dudúa» o «doo-wop», la música «a capela» que nació en las calles de Nueva York a finales de los 50. Tras su adición a la heroína, el cantante italo-americano se convirtió al cristianismo evangélico, pero ha vuelto ahora al catolicismo de su parroquia en el Bronx. Escuchamos su confesión a Dios de cómo se sentía «infeliz allí donde iba» con una «Mente atribulada» (1963). La cantante evangélica estadounidense Amy Grant intentó dar el salto de la llamada «música cristiana contemporánea» al mundo habitual de la música pop. La hostilidad que recibió con su hermana de un amigo predicador, le inspiraron la canción «¿Y que hay del amor?» (1988). Su experiencia nos recuerda el rechazo que recibió Jesús de los religiosos en los dos primeros capítulos del Evangelio según Marcos…