No hay nada malo en el juego y la fiesta, pero en exceso acaba cansando. Hay una superficialidad y vanidad en ese ambiente, que hace que las relaciones resulten a veces frustrantes. Si hay alguien que no faltaba en las celebraciones más exclusivas de Nueva York, ese era el ahora centenario Truman Capote (1924-1984).
El glamur de una vida de fiesta en fiesta en la Gran Manzana se muestra muy bien en una novela corta de 1958, titulada «Desayuno en Tiffany´s». Muchos la conocen por la película que protagonizó Audrey Hepburn en 1961. Se llama en España «Desayuno con diamantes», porque Tiffany´s es la joyería más lujosa de Nueva York –en Hispanoamérica, se conoce como «Diamantes para el desayuno», excepto en Argentina, donde tiene el horroroso título de «Muñequita de lujo»–. Tras su aparente superficialidad, hay una angustia existencial, que muestra la evasión del consumismo. Es la idolatría del materialismo que lleva a la decepción.
En este programa, Al Trasluz, escuchamos fragmentos del libro, leído por Eugenio Barona, escenas de la película de Blake Edwards y la serie «Feud, Capote vs. The Swans». Oímos la canción que lleva el título de esta obra, que hizo la banda de rock estadounidense Deep Blue Something en 1995 (Breakfast At Tiffany´s) y las versiones de «Moon River» que hizo Eric Clapton y el ahora fallecido Jeff Beck, la que canta la propia Audrey Hepburn en la película y la adaptación española que hace Alberto Iglesias para la cinta de Pedro Almodóvar, «La mala educación». La música que suena de fondo a los comentarios de José de Segovia es de la banda sonora original de la película por Henry Mancini y la serie «Feud» por Julia Newman. El diseño sonora y la realización técnica es de Daniel Panduro.