Durante el primer siglo, los cristianos en la sociedad romana eran considerados un grupo religioso marginal. Sin embargo, con el tiempo, comenzaron a alcanzar a las clases altas intelectuales, lo que generó incomodidad. Escritores paganos prominentes, como Tácito, Plinio, Galeno, Marco Aurelio, Luciano y Celso, expresaron sus opiniones sobre los seguidores de Jesús.