Andrés fue un apóstol de Jesús, era natural de Betsaida (Judea), hijo de un pescador llamado Jonás y hermano del apóstol Pedro, y pescador como él. Tuvo el honor y el privilegio de haber sido el primer discípulo de Jesús, junto con Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan el Bautista, y cuando vió Juan a Jesús que venía a él, dijo: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mi viene un varón, el cual es antes de mi; porque era primero que yo. Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo». (Juan 1:29-31).
“El siguiente día otra vez estaba Juan el Bautista y sus discípulos (Andrés y Juan el evangelista) Y mirando (Juan el Bautista) a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis?. Ellos le dijeron: Rabí ( que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Jesús, les dijo: venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con èl aquel día: porque era como la hora decima”(Juan 1:35-39)
Andrés y su compañero pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Ese encuentro con Jesús cambió su vida completamente; comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: «Hemos Hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús» (Juan 1:41). Jesús, encontró en Pedro a un entrañable amigo, le tomó por discípulo y le dio el nombre de Pedro; desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.
Andrés tenía nombre griego, pero era lo suficientemente judío como para saber del Mesías. Sin duda sabía sobre el Mesías antes de conocer a Juan el Bautista. ¿Por cuánto tiempo sería discípulo de Juan el Bautista? No lo sabemos. Pero de lo que estamos completamente seguros es de que a diario, oía el testimonio de Juan el Bautista hablando del Mesías venidero. Eso iba por delante de todo lo que Juan el Bautista enseñaba: “Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua aquel me dijo: Sobre el que veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios” (Juan 1:33,34).
Al principio Andrés y Pedro no seguían a Jesús constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de EI.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús al muchacho que tenía los cinco panes (Juan, 6, 8-9). Cuando los griegos que habían subido a adorar a la fiesta dijeron: “Quisiéramos ver a Jesús” fue Andrés y Felipe los que le llevaron al Señor”. (Juan, 12, 20-22).
¿ Qué aprendió Andrés con Juan el Bautista? No lo sabemos exactamente, pero ¿podría ser la responsabilidad de hablar a los hombres sobre la llegada del Mesías?. Igual que Juan el Bautista, igual que Andrés, igual que todos los que nos precedieron, igual que los que nos hablaron a nosotros del amor de Dios; cada uno de nosotros debemos obedecer la Gran Comisión que el Señor nos encomendó, diciendo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:18-20)
Andrés no formaba parte del trío íntimo de Jesús (Pedro, Jacobo y Juan), pero a la larga se le encuentra con las mismas inquietudes de estos tres apóstoles. Solicitaban de Jesús, más detalles sobre la destrucción del templo. El fue uno de los que preguntó aparte al Señor cuándo tendría lugar la destrucción del templo, y cuál sería la señal cuando las cosas de las que había hablado fueran a cumplirse. Después de revelar que varios juicios iban a sobrevenir, el Señor añadió: «Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre» (Mr. 13:3, 4, 32).
Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones, viviendo junto al Señor por tres años. El día de Pentecostés, Andrés estuvo presente en el aposento alto, después de la ascensión de Jesús (Hch 1:13), y recibió junto con María, la madre de Jesús, y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. A partir de ese día se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía, obrando Dios milagros y prodigios a través de él. Después desaparece de la historia.
Según La tradición, después de la muerte de Jesús Andrés habría sido designado para evangelizar la Escitia, es decir, la actual Rusia. Cumplida su misión, llegó a Grecia y luego a Asia Menor, donde habría realizado una serie de milagros. Finalmente fue crucificado en Patras, Acaya, en una cruz en forma de X, no fue clavado sino atado y desde la cruz estuvo predicando a Cristo crucificado, mientras tuvo vida.
La tradición coloca su martirio el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio de Nerón.