Abdías – Personaje Bíblico con Rosa Mariscal

El nombre de este profeta  significa «siervo de Jehová». Trece personas del Antiguo Testamento llevaron este nombre. No se sabe de cierto cuándo profetizó; desde luego, es anterior a Jeremías, quien parece haberle tenido en cuenta. Tal vez durante el reinado de Joram en Judá, (853–841 a.C.) 

El libro es el más pequeño del Antiguo Testamento, pues consta de un solo capítulo con 21 versículos. El único capítulo de que consta este libro puede dividirse, según los epígrafes (en negrita) de la Ryrie Study Bible, del modo siguiente:

I. El destino de Edom (vv. 1–9).

II. La denuncia de Edom (vv. 10–14).

III. La destrucción de Edom (vv.

Si Oseas tenía por tema el amor de Dios a Israel, Joel el Día de Jehová, Amós la justicia de Dios, y Abdías centra toda su profecía contra Edom. La enemistad entre Edom e Israel es prolongación de la que existió entre Esaú y Jacob.

PODEMOS VER LA HISTORIA DEL CONFLICTO ENTRE ISRAEL Y EDOM:

La nación de Israel descendía de Jacob; la nación de Edom descendía de Esaú. Génesis 25.23 

 Jacob y Esaú lucharon en el vientre de su madre. Génesis 25.19–26 

 Esaú vendió su primogenitura y la bendición pasó a Jacob. Génesis 25.29–34 

 Edom no quiso dejar pasar a los israelitas por su tierra. Números 20.14–22 

Los reyes de Israel tuvieron conflictos constantes con Edom: •      Saúl 1 Samuel 14.47, 48 

  •      David   2 Samuel 8.13, 14  •      Salomón    1 Reyes 11.14–22  •      Joram 2 Reyes 8.20–22; 

2 Crónicas 21.8ss  •      Acaz    2 Crónicas 28.16 . 

Edom alentó a Babilonia para que destruyera Jerusalén. Salmo 137.7. Edom siempre era una espina en el costado de Judá. A menudo participaron en los ataques que otros enemigos iniciaron…

EL PROPÓSITO DEL LIBRO DE ABDÍAS: Es mostrar que Dios juzga a los que maltratan a su pueblo. Y los destinatarios Los edomitas, los judíos de Judá y el pueblo de Dios en todas partes. Y la importancia del mensaje es que, al igual que Edom fue destruida y desapareció como nación, así Dios destruirá a los soberbios y malvados.

 Abdías muestra el  final de la enemistad antigua entre Edom e Israel. Edom se sentía orgulloso por su alta posición, sin embargo, Dios la destruiría. Los que hoy son grandes y poderosos, no deben confiar en sí mismos, ya sean una nación, una corporación, una iglesia o una familia. De la misma forma que Edom fue destruida por su soberbia, así lo será cualquiera que viva desafiando a Dios. 

Edom se hizo nación poderosa (Gn. 36; Éx. 15:15; Nm. 20:14). Cuando Israel salió de Egipto, Edom le negó el paso por su territorio (Nm. 20:20, 21). Con todo, Dios mandó a Israel tratar a Edom como hermano (Dt. 23:7, 8). Pero Edom se portó siempre traidoramente con Israel (tipo de la enemistad de la carne contra el espíritu, como en el caso de Ismael con Isaac—Gá. 4:28, 29—), y ahora el mensaje de Abdías va a ser muy duro contra Edom.

Históricamente, Edom siempre asoló a los judíos. Antes de que este libro se escribiera, participaron en ataques en contra de Judá. Dadas las fechas anteriores, esta profecía viene después de la división de Israel en los reinos del norte y del sur, y antes de la conquista de Judá por Nabucodonosor. Abdías predijo que Dios destruiría a Edom como castigo por haber ayudado a Babilonia en la invasión a Judá. Debido a su traición, la tierra de Edom sería dada a Judá cuando Dios enmendase el daño hecho en contra de su pueblo. 

Dios juzgará y castigará severamente a todos los que maltratan a su pueblo. Podemos tener confianza en la victoria final de Dios. Él es nuestro sostén y podemos confiar en que traerá verdadera justicia. 

Debido a lo que parecía su fortaleza de roca invencible, los edomitas se sentían orgullosos y confiados. Sin embargo, Dios los humilló, y su nación desapareció de la faz de la tierra. Todos aquellos que desafían a Dios se enfrentarán a la fatalidad como lo hizo Edom. Cualquier nación que confíe en su propio poder, riqueza, tecnología o sabiduría más que en Dios será humillada. Todos los que son soberbios algún día serán estremecidos hasta que descubran que nadie está exento de la justicia de Dios. Dios juzgará a Edom por sus malas acciones en contra del pueblo de Dios.

La Biblia del Diario vivir nos muestra  un cuadro del más grande amor que siente  el ser humano y dice: EL ROSTRO arrugado, manos minúsculas con dedos que terminan en uñas más minúsculas todavía, montón de piel nueva, ojos, nariz y boca en miniatura. Es una recién nacida. Después de meses de gestación, hizo su aparición en el mundo. «Tiene los ojos de la madre», «Puedo decirle con seguridad quiénes son sus padres», «Tiene la misma nariz de él», exclaman los amigos y los parientes cuando observan admirados la carita y ven el parecido con la mamá o con el papá. Los padres se regocijan con su retoño, un milagro, un nuevo miembro de la familia. Como padres amorosos, la protegerán, la alimentarán, la guiarán y la disciplinarán. Ese es su deber y su gozo. 

Dios también tiene hijos, hombres y mujeres que ha escogido como suyos. Dios incluso escogió una nación para que fuera suya: Israel. Israel tenía que ser la nación de Dios, y su pueblo, los judíos, iban a ser sus propios hijos e hijas. Durante los siglos posteriores, hubo disciplina y castigo, pero siempre amor y misericordia. Dios, el Padre eterno, protegió y cuidó a sus hijos. 

Abdías, el libro más pequeño del Antiguo Testamento, es un ejemplo dramático de la respuesta de Dios a cualquiera que quiera maltratar a sus hijos. Edom era una nación montañosa que ocupaba la región del sudeste del Mar Muerto incluyendo Petra, la ciudad espectacular descubierta por los arqueólogos hace unas cuantas décadas.

 Como descendientes de Esaú (Génesis 25.19–27.45), los edomitas eran parientes de Israel y, al igual que su padre, eran guerreros fuertes, valientes y soberbios, con un país montañoso que parecía invencible. Si un pueblo debió correr a ayudar a sus hermanos del norte, ese era Edom. Sin embargo, vieron con satisfacción maligna los problemas de Israel; capturaron y llevaron a los fugitivos ante el enemigo e incluso saquearon la campiña de Israel. 

Abdías comunica el mensaje de Dios a Edom. Debido a su indiferencia y desprecio hacia Dios, a su cobardía y soberbia y a su traición hacia sus hermanos de Judá, serían condenados y destruidos. El libro comienza con el anuncio de que el desastre se está acercando a Edom (1–9). A pesar de sus «inaccesibles» riscos y montañas, no podrían escapar del juicio de Dios. Abdías luego da las razones de su destrucción: su flagrante arrogancia hacia Dios y la persecución de sus hijos (10–14). Esta profecía concisa termina con una descripción del Día de Jehová, cuando el juicio caerá sobre todos aquellos que han maltratado al pueblo de Dios (15–21). 

En la actualidad, la nación santa de Dios es la Iglesia, compuesta de todos los que han confiado en Cristo en cuanto a salvación y le han entregado sus vidas. Estos hombres y mujeres son sus hijos adoptados y vueltos a nacer. Cuando leamos Abdías, fijémonos lo que significa ser hijo de Dios, permanecer bajo su protección y amor. Veamos la forma en que el Padre celestial respondió a todos los que atacaran a los que Él ama. 

Bibliografía: Biblia de Diario Vivir. Com. M. Henry-


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