Marcos 3 (Oposición) – Ruta 66 con José de Segovia

«Alguien que fuera simplemente un hombre y dijeras las cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro de moral», dice C. S. Lewis: «Sería un lunático del tipo que dice que es un huevo hervido, o el mismo diablo venido del infierno». Esa era precisamente la acusación de los religiosos de su tiempo (Marcos 3:20-30). Finalmente hay algo demoniaco en la manera que los fariseos atacan a Jesús. 

Elvis Presley veía al diablo como alguien disfrazado (Devil In Disguise 1963). La Biblia nos dice que se presenta como «ángel de luz» (2 Corintios 11:14). Su obra es sutil. Por eso es tan simplista relacionarlo sólo con el ocultismo de la brujería de o el satanismo. La «Enjoyada corona de Satanás» es un clásico del «country-gospel» escrito por Edgar Edens, pero grabado por los Hermanos Louvin, uno fiel a su educación bautista, mientras el otro abusaba del alcohol, tenía ataques de violencia y se mató en un coche con su cuarta esposa. Bruce Springsteen recupera en un concierto en Berlín de 1993, esta canción de su disco «Satanás es real» (1959). El que tiene al Señor no debe temer cometer «el pecado imperdonable», porque nadie se lo puede quitar como dice Larry Norman en la canción de su primer disco en solitario para la Capitol en 1969, «Upon This Rock» (You Can´t Take Away The Lord)

La película que se conoce en España como «Pactar con el diablo» se llama originalmente con el titulo que tiene en Hispanoamérica, «El abogado del diablo» (1997). Basada en la novela del mismo nombre de Andrew Neiderman en 1990, fue llevado al cine por Taylor Hackford. Nos presenta la tentación diabólica de un Al Pacino que contrata para su bufete de «casos perdidos» en Nueva York a un joven abogado que acabó interpretando Keanu Reeves. Le conocemos junto a su flamante esposa, encarnada por la rubia sudafricana Charlize Theron, al despedirse de su madre evangélica al acabar el culto en una pequeña iglesia pentecostal de Florida. Es una historia que va más allá del derecho a la defensa del culpable, para inspirarse en clásicos de temas tan trascendentales como «Fausto» o «El Paraíso perdido», que da nombre a Milton, el personaje de Pacino, pero está llena de referencias a la Biblia y el conflicto que nos muestra entre Dios y el diablo. José de Segovia analiza el film con la música de la banda sonora original de James Newton Howard, a la luz del anuncio del Evangelio de que el reino de Satanás se desmoronará. Eso dice el espiritual de «country/blues» (Satan Your Kingdom Must Come Down), grabado en la época de la Depresión por el evangelista ciego de Carolina del Sur, Blind Joe Taggart en 1931. Recuperado por Robert Plant y Willie Nelson, lo escuchamos esta vez en la versión del grupo que tenía Jeff Tweedy antes de Wilco, Uncle Tupelo.

El final del capítulo 3 del Evangelio según Marcos nos presenta la reacción de Jesús cuando le dicen que le buscan su madre y sus hermanos (vv. 31-35). Muestra el deseo que tenía Keith Green poco antes de estrellarse en una avioneta de que su familia fuera con él al Cielo. La canción que graba en su disco de 1980 (Pledge My Head To Heaven) cuenta nada menos que con la armónica de Bob Dylan. Al año siguiente publica Randy Stonehill, «Entre la gloria y la llama», que tiene una carta a su familia deseando que tengan esa misma experiencia de fe (Letter To My Family). Jesús dice que su familia son los que hacen la voluntad de Dios. «Si Dios es mi Padre y tu eres mi hermano, ¿no debemos amarnos?», se pregunta Larry Norman, que llevó a la fe a Stonehill al ayudarle a dejar la droga, pero acabaron enfrentados al divorciarse su esposa para casarse con Norman. Seguir a Jesús significa no sólo la oposición del mundo, sino también la tentación del diablo y del propio mal que llevamos dentro.


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