Madre, no hay más que una. Sufjan Stevens explora la pérdida de la suya, de una forma emocionalmente devastadora. Ella le dejó, cuando tenía un año. Se había convertido en una alcohólica y drogadicta, esquizofrénica, hoy dirían bipolar, que sufría de serias depresiones. Así que Stevens creció con sus cinco hermanos, en casa de su padre y su madrastra. Se reencontró con su madre, antes de que muriera de cáncer en el año 2012.
En El sueño se ha acabado recordamos las peores navidades de su vida.