China es un país que se reconoce oficialmente ateo desde el ascenso del partido comunista al poder en la década de los cuarenta.
Sin embargo, a pesar de que es el país con el mayor número de ateos en todo el planeta, tiene una gran paradoja en su interior: China es el principal fabricante de biblias del mundo, aún así al interior de su territorio, el gobierno impone fuertes restricciones a la distribución del texto bíblico y grandes barreras a la práctica de la fe cristiana y de otras confesiones religiosas.
¿Cómo ha llegado China a esta paradoja? ¿Por qué al gobierno chino parece no importarle beneficiarse económicamente del crecimiento de la fe cristiana a nivel mundial, mientras que impone fuertes restricciones a la práctica de la fe al interior del país?
Fuente: Bite