Bernabé – El personaje Bíblico con Rosa Mariscal

Bernabé ayudó a ponerse en pie, al apóstol Pablo, cuando éste había sido apedreado, por los judíos que vinieron de Antioquía, y de Iconio, a Listra a persuadir a la multitud que apedreó a Pablo,¡pero sobrevivió! Asombrado, el grupo de creyentes que le rodeaban, oyó cómo Pablo anunciaba que estaba bien, y Bernabé le acompañó al día siguiente para ir a Derbe. (Hechos 14:19-20).

Pablo era el hombre escogido por Dios para llevar el evangelio a todos los rincones del mundo gentil conocido. Y fue a Bernabé a quien Dios utilizó para que Pablo entrara en el ministerio y para dar comienzo a la obra entre los gentiles (Hechos 9:27 ) El apóstol Pablo pasó con ahínco por la puerta abierta que lo llevaba a los gentiles. ¡Pero Bernabé fue quien la abrió!

En las primeras semanas de vida de la iglesia, los cristianos más adinerados vendieron sus propiedades para compartir con los hermanos más necesitados. Curiosamente, la única persona que la Biblia nombra como ejemplo de esta generosidad fue un tal José, “a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación)” (Hechos 4:36 ).

Bernabé tuvo que ser una persona cálida y animadora. Su influencia era positiva y edificante. Era capaz de ver lo mejor en los demás y de pasar por alto las diferencias que causarían prejuicios personales. Esta virtud sirvió para abrir a los conversos de todas las naciones la posibilidad de ingresar en la iglesia.

Bernabé tenía verdadera humildad. Veía el bien en los demás. Por estas razones, fue elemento importante en el crecimiento de la iglesia primitiva. Los cristianos de hoy haríamos bien en imitar y cultivar sus cualidades. Jesucristo había demostrado, poco antes de subir al cielo, que su intención era llegar a todas las naciones con el evangelio (Mateo 28:19-20). Pero, para ello, era necesario vencer un obstáculo grande: Los prejuicios que los judíos tenían contra los gentiles. Se sentían superiores, como que eran el pueblo escogido por Dios, y esta actitud les impedía llevar el Evangelio a los gentiles.

Dios reveló su deseo para los gentiles por medio del incidente con Pedro y el centurión (Hechos 10). Pero aun así, los judíos se mostraban renuentes a creer que Dios pudiera amar a los gentiles (versículo 28). ¿De quién se valdría Dios para poner en marcha la obra entre los gentiles?

Saulo de Tarso había sido el enemigo público número uno de los cristianos. Encabezaba un grupo de celotes judíos empeñados en erradicar por completo a los cristianos (Hechos 8:1).

Camino a Damasco, Saulo tuvo un encuentro con Jesucristo mismo, quien lo cegó y lo trajo al arrepentimiento (Hechos 9:1-22). Jesús dijo claramente por qué lo había escogido: “Para llevar mi nombre en presencia de los gentiles” (versículo 15). Escapando de un atentado en Damasco, Saulo se dirigió a Jerusalén para unirse con los cristianos allí, pero su fam de perseguidor de la iglesia había creado recelo entre ellos (versículo 26). Entonces Dios se valió de un hombre para adelantar la causa de este sospechoso.

Quizá Bernabé había creído la historia de Saulo porque percibió al Espíritu Santo en él. O había oído de su conversión y sus predicaciones en Damasco. Pudo hacer de lado el temor y los prejuicios y ver lo bueno que había en Saulo; puso la mano en el fuego para que los apóstoles lo aceptaran (versículo 27). Pero a Saulo todavía no le había llegado el momento. Amenazado de muerte nuevamente, fue enviado a Tarso. Dios permitió que transcurrieran varios años mientras preparaba a la Iglesia para recibir a los gentiles.

Cuando la Iglesia se dispersó luego de la primera persecución grande, algunos creyentes viajaron hasta Antioquía y se establecieron en distintas ciudades gentiles. Estos hermanos llevaban su testimonio ante los judíos únicamente, hasta que algunos predicaron a unos griegos. Dios respaldó su esfuerzo “y gran número creyó” (Hechos 11:19-21).

Cuando los jefes de la Iglesia en Jerusalén oyeron la noticia, decidieron investigar, y para esta tarea escogieron a Bernabé (ver sículo 22). Llegando a Antioquía, Bernabé vio que la obra de Dios entre los griegos era auténtica, y siendo hombre de actitud positiva y buen corazón, se sintió feliz “y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (versículo 23). Libre de prejuicios y de orgullo, vio el potencial para el bien que había en los gentiles. Bernabé, de acuerdo con su nombre, acogió a los nuevos conversos haciéndoles sentir que eran aceptados. Bernabé impresionó tanto a Lucas que cuando éste escribió el libro de los Hechos dijo, (Hechos 11:24), bajo la inspiración divina, que Bernabé “era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe.”

El crecimiento fue tan rápido que Bernabé vio la necesidad de buscar ayuda para ministrar a los nuevos hermanos y permitir que la iglesia allí siguiera creciendo. Ahora tomaría el segundo paso importante que llevaría a Saulo de Tarso al mundo gentil.

Recordando lo que se había predicho acerca de Saulo, Bernabé supo que había llegado el momento y que Antioquía era el lugar para activar el ministerio de Saulo. El versículo ( Hechos 11:25) nos narra que “fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo”.

Mientras tanto, “la palabra del Señor crecía y se multiplicaba” (Hechos 12:24). Empezando el capítulo 13 encontramos a cinco ministros en Antioquía. Dios había dispuesto que era hora de difundir la obra a otras partes del mundo.

Mientras los ministros ayunaban y oraban, la inspiración del Espíritu Santo les mostró claramente que Dios había apartado a Bernabé y a Saulo para una misión especial (Hechos 13:2-3). Ahora comenzaría una nueva fase de la predicación del evangelio tomando al joven Juan Marcos como ayudante, zarparon rumbo a Chipre, patria de Bernabé.  Es curioso notar que en esa isla se produjo un cambio grande en las funciones de Bernabé y Saulo. 

Predicaron la Palabra en Salamina en el extremo oriental y luego atravesaron la isla para llegar a la ciudad de Pafos (versículos 4-6). Aquí chocaron con Elimas el mago, confrontación que convirtió a Saulo el asistente en Pablo el líder.

Elimas resistía los esfuerzos de los misioneros por predicar la Palabra a un dignatario interesado del país. “Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del señor?” (versículos 9-10). En esta ocasión Pablo se destacó como alguien que hablaba con gran poder.

Consideremos por un momento la posición de Bernabé. El había tenido autoridad sobre Pablo. Había sido el defensor de la causa de Pablo y lo ayudó para que fuera aceptado en la Iglesia. Fue él quien rescató a Pablo del anonimato en Tarso y lo reactivó en la obra de la Iglesia. Bernabé era el pastor de Antioquía y el líder de la gira evangelista.

¿Qué hubiera ocurrido si Bernabé hubiera fijado su mente en todas estas cosas? Allí en Pafos, Bernabé tuvo que decidir si habría de humillarse a sí mismo y someterse al gran propósito deDios.

Todo lo que sabemos es que el versículo 13 simplemente dice: “Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge”. Anteriormente siempre había sido “Bernabé y Saulo”. Ahora era “Pablo y sus compañeros”. Pablo era el que dirigía. Todo el enfoque del resto del libro de los Hechos se centra en Pablo. No obstante, concentrémonos ahora en el ejemplo de Bernabé.

Tal vez Bernabé estaba dispuesto a reconocer que Pablo tenía ciertas características que lo capacitaban más para el trabajo que tenían por delante.

Al menos podemos decir que Bernabé tenía una actitud semejante a la de Juan el Bautista. Sometiéndose al nuevo liderazgo de Jesucristo, Juan dijo: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30).

Una reflexión para todos nosotros ¿Somos como Bernabé? ¿Nos sentimos satisfecho con no ser los primeros, cuando otra persona ocupa ese lugar? ¿O sentimos amargura en el alma cuando vemos que alguien es elevado por encima de nosotros, y pensamos que nosotros, estamos mejor capacitados, o que lo merece más que el otro? ¿Sentimos que nos tratan mal?


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